SANTIAGO 1:16-25
En este pasaje se nos recuerda que el plan de Dios para nuestras vidas está en su Palabra de verdad. Por medio de ella hemos nacido de nuevo y somos primicias de la nueva creación en Cristo.
Como creyentes, lo primero es ser oidores de la Palabra, es decir, escuchar con un corazón manso, humilde y dispuesto. No debemos recibirla como palabra de hombres, sino como Palabra de Dios que obra transformación en nosotros a través del Espíritu Santo. Preparar nuestro corazón es como preparar la tierra para que la semilla caiga en buena tierra.
Pero no basta con escuchar: también debemos ser hacedores de la Palabra. Muchas veces somos oidores olvidadizos, de memoria corta, o de doble ánimo, lo cual nos hace inconstantes. Dios nos llama a vivir lo que hemos escuchado y a perseverar en sus caminos.
La verdadera bendición está en ser personas que escuchan, obedecen y practican la Palabra de Dios, permaneciendo firmes en su voluntad.