PRÉDICA DOMINGO 2 DE NOVIEMBRE DE 2025.

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El profeta Elías se escondió en una cueva buscando refugio, pero Dios lo llamó a salir. Esa cueva representa los momentos de nuestra vida en los que nos encerramos espiritualmente: cuando perdemos el ánimo, sentimos que no hay salida o dejamos de actuar. Dios no nos mete en esas cuevas; somos nosotros quienes, por miedo o cansancio, decidimos entrar.
La enseñanza es que no debemos quedarnos esperando un milagro sin movernos. Dios nos muestra la luz, pero somos nosotros quienes debemos dar el paso. Salir de la cueva implica humildad y reconocer que necesitamos a Cristo. Orar, leer la Palabra, ayunar y mantener una vida activa con Dios son claves para salir del encierro espiritual.
También debemos aprender a valorar las cosas pequeñas que Dios pone en nuestro camino. A veces esperamos grandes señales y no apreciamos los pequeños detalles por los que Él nos habla. No podemos sanar si seguimos en el mismo lugar o con los mismos hábitos que nos llevaron al desánimo. Es necesario cambiar nuestra rutina, dejar atrás las heridas y vivir con un corazón dispuesto a servir.
Dios nos llama a salir de la cueva para volver a brillar, a servirle y a disfrutar del gozo verdadero que viene de Él, no del mundo. Afuera está la luz, la esperanza y el propósito que Dios tiene preparado para quienes deciden levantarse.