En Lucas 19:28-40, se nos exhorta a comprender cómo Dios llama a Sus discípulos y les da autoridad para desatar al pollino en Su Nombre, así Él nos da la autoridad de desatar vidas que aún no le conocen. Para ser enviados, necesitamos tener un corazón de discípulo: humilde y obediente.
Cuando estamos cerca de Dios, Él nos revela Su propósito, nos guía en lo que debemos hacer y nos muestra las áreas de nuestra vida que necesitan ser transformadas. Solo en Su presencia encontramos la libertad y la fortaleza para cumplir Su misión