Texto: Mateo 27:51
Contexto: el templo antiguamente estaba hecho de tela. Había una zona, el lugar santísimo, donde solo entraba la máxima autoridad: el sumo sacerdote. Esta persona era la que podía estar más cerca de Dios y no debía tener ningún pecado porque podía morir al entrar.
Cuando Jesús fue crucificado, ese velo se rompió y nos dio esa oportunidad de poder acercarnos a Dios. ¿Hemos aprovechado esa cercanía? ¿Conocemos sus planes y propósitos? Si no aprovechamos esa intimidad, no conoceremos los propósitos de Dios.
Muchas veces confundimos la intimidad con un monólogo, donde TÚ eres el único que habla. Si empiezas a intercambiar palabras con Dios, el empieza a mostrarte sus planes (en ese momento. hay una intimidad).
Debemos tener cuidado pues están apareciendo falsos profetas. Se inventan cosas porque no terminan de creer en lo que ha dicho Dios a través de la biblia.
Si el velo está roto… ¿lo has pasado?
Nadie tiene que decirte lo que tienes que hacer, tienes que ser tú mismo el que busque la intimidad con Dios, para que sea Dios quien te revele su plan contigo.
La idolatría no está en las cosas, sino en tu corazón.
Jesús vino a hacernos libres, a hacer libre a la gente consciente y capacitada para pasar el velo.
Si tú no tienes la presencia de Dios, estás cerca de convertirte en un idólatra. Que el mundo se convierta a ti, y no tú a ellos (Jeremías 15: 19). Dios no necesita de ti, eres TÚ el que necesita de Dios, estar cerca de él.
Hay que tener muy clara nuestra identidad, quienes somos y dónde queremos estar: en el lugar santísimo.
Y Dios nos revelará sus cosas, sus planes. Dios revela planes a sus amigos ¿Somos sus amigos?
Necesitas ser guiado por Dios, una revelación por su parte, un plan que sólo se consigue en la intimidad.
¿Te preocupan las cosas de Dios? Si es así… ¿por qué no lo buscas?