JEREMÍAS 6:16.
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Dios siempre nos habla para guiarnos por el camino correcto. En un mundo lleno de rutas engañosas, Él nos invita a detenernos y examinar por dónde andamos. Solo el camino que ofrece Jesús conduce a la vida.
Su Palabra se cumple, y nos advierte sobre los tiempos finales: el rapto, el anticristo y la gran tribulación. No todos los caminos llevan a Dios, y aunque la venida de Cristo será antes de la gran tribulación, debemos vivir preparados, en santidad y verdad, porque no sabemos cuándo regresará Jesús a por su iglesia. No podemos engañar a Dios con excusas; Él busca un corazón limpio.
El Señor nos llama a mirar los frutos de nuestra vida y a volver a las “sendas antiguas”: estudiar la Palabra, congregarnos, servir y dar fruto. La fe se demuestra con hechos, no solo con palabras.
El domingo debe ser apartado para Él; la iglesia es nuestro hogar. No adaptemos el evangelio a los gustos del mundo. Nuestra vida cristiana debe ser profunda, comprometida y viva.
Como dice Filipenses 3:13-14, “proseguimos a la meta”. No nos detenemos, seguimos avanzando hasta encontrarnos con Jesús. Isaías 54:2 nos recuerda que somos un pueblo de conquista: ensanchemos nuestras tiendas y caminemos firmes por las sendas antiguas, hasta Su regreso.