Libres del Rencor

Este pasaje nos cuenta la historia de dos siervos. Uno de ellos le debía 10.000 talentos al rey (son aproximadamente 16.000 años DE TRABAJO). Era una cantidad brutal y prácticamente imposible de pagar. Para que tan siquiera se acercara a pagar la deuda, la mujer y los hijos del siervo debían venderse como siervos del rey. Pero el rey fue movido en misericordia y después de que el siervo le suplicara, le perdonó la deuda.

Además a este mismo siervo, otro de sus consiervos le debía 100 denarios (una cantidad mucho menor). Y este siervo le exigía a su consiervo todo el dinero, “lo que le pertenecía a él”. Y como este consiervo no fue capaz de pagarle la deuda, el siervo no tuvo misericordia y lo encarceló.

El rey se enteró de lo acontecido y entregó al siervo a los verdugos.

v. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

Lo que Dios nos ha perdonado, no tiene precio y no se puede medir.

En lo que llevamos de año, hemos podido comprobar que Dios quiere que nos acerquemos mucho más a Él, que tengamos esa intimidad y que cada vez sea mayor nuestra comunión con Él. Acercarse a Dios hasta tal punto de conocer sus pensamientos y entender sus planes con nosotros.

¿Qué ha hecho Dios por ti? ¿Cuánto podemos perdonar a los demás?

No tenemos excusa para tratar de cualquier forma a los demás, Dios nunca nos ha tratado con hostilidad. ¿Hasta cuándo vas a recordar “lo que te hizo tal persona”? ¿Hasta cuándo vas a estar atado al pasado, al rencor? No somos niños pequeños.

“Quiero que me paguen lo que me han hecho, quiero justicia”. No se trata de tu propia justicia, sino de la JUSTICIA DE DIOS. Y no creas que ÉL no es justo, la justicia también es AMOR. Tenemos que perdonar 70 veces 7.

Acércate a Dios, acércate a su corazón y solo así podrás cambiar y desprenderte del rencor. Procura que tu corazón se parezca más al de Dios, ÉL es el único que puede perdonar TODO sin que tengamos que restituir nada, solo es necesario que creamos que ÉL es capaz.

Y si Dios pone una espada en tu camino (una barrera) es porque ÉL mejor que nadie sabe que no te conviene sobrepasar ese límite, Dios pone esa espada porque nos quiere.

“En Espíritu y en Verdad”

  • En espíritu
    Para adorar a Dios en espíritu hay que acercarse a su corazón, a su mente. Acercarse tanto a su espíritu para así poder entender la base de sus pensamientos.
  • En verdad
    El compromiso con Dios debe ser real, aquí no vale estar comprometido a la mitad. Un compromiso que no solo se relaciona con la puntualidad y asistencia de los domingos, sino también los martes y jueves

¿Qué es lo que te importa a ti? ¿Eres una persona madura y sin rencor?

Dios no nos pide que le paguemos nada, ÉL nos perdonó sin pedirnos nada a cambio. Pero nosotros al trabajar diariamente con nuestra actitud, al mejorarla estamos pagándole a ÉL. Acércate a Dios y trabaja en mejorar tu actitud.