HECHOS 19
En Éfeso, una ciudad llena de idolatría y religiosidad, Pablo hizo una pregunta crucial a unos discípulos:
“¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?” (Hechos 19:2)
Ellos solo conocían el bautismo de Juan. Pero cuando oyeron la verdad, fueron bautizados en el nombre de Jesús y, al imponerles las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos: hablaron en lenguas y profetizaron.
Solo eran doce hombres, pero llenos del Espíritu, impactaron una ciudad entera.
El Espíritu Santo no es un complemento, es la pieza que le falta al hombre para conectar verdaderamente con Dios.
La religión informa, pero el Espíritu transforma.
¿Crees que Sevilla puede ser sacudida por ese mismo Espíritu?
¡Lo que hizo en Éfeso, lo puede hacer aquí!