PRÉDICA DOMINGO 7 DE JULIO DE 2024

MATEO 22:11-14

  • Versículo 11: en la época, cuando se acudía a una boda, era el novio el que te entregaba el traje que debías portar. En las bodas del Cordero (Apocalipsis 7:9-10) no vamos a poder entrar de cualquier forma, sino que se habla de portar vestimentas blancas.
  • Versículo 12: cuando nos presentemos delante de Dios, sin haber cumplido con lo que se nos pide como cristianos ¿qué le vamos a decir? En ese momento, ninguna excusa va a ser válida: Jesús llegó hasta la cruz, y no puso ninguna. Realmente, enmudeceremos, pues la luz de Dios nos hará ver la realidad. Para estar delante de Dios hay unos requisitos, es necesario que tengamos una mentalidad de siervos.
  • Versículo 13: aquellos que no tengan la vestimenta adecuada, serán echados en las tinieblas. Nada nuestro va a entrar en el cielo. ¿Vamos a ser nosotros uno de los que pretendan entrar en el cielo habiendo hecho las cosas a nuestra manera? La mies es mucha, pero pocos los siervos. ¿Llevamos mucho tiempo en el evangelio y todavía nos tienen que ayudar y acompañar en todo? Tenemos que aprender a ser felices con nuestros problemas, pues Dios los ha permitido (“a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien”). Si amamos a Dios, hemos de trabajar y esforzarnos para él, y esto nos traerá la verdadera felicidad (la felicidad de Dios nada tiene que ver con la de este mundo). Sin el amor ágape, todo lo que hagamos no sirve para nada.

             ¿VAMOS A SEGUIR LLEVANDO NUESTRO PROPIO TRAJE?

  • Versículo 14: muchos son los llamados, pero pocos los escogidos (=aquellos que deciden llevar el traje que Dios nos da, no el suyo propio). Tenemos que ser cristianos, y parecerlo. Nuestra mentalidad no debe ser la del “yo”, sino del reino. Hemos de tener un corazón agradecido, dando gracias a Dios por lo que hemos tenido y tenemos, no lamentándonos por aquello que no tenemos. Para tener un buen futuro, hay que tener un buen presente. El secreto de la felicidad es la cercanía con Dios. En Oseas 2:14, se nos explica que Dios nos atrae hacia él, nos lleva al desierto (aquí es donde Dios nos hablará al corazón, tendremos cercanía con él), y después nos explica que el desierto es un aprendizaje, que él realmente nos ama por encima de todo. En el desierto hay fiesta y bendición, pues está Dios. Aceptemos el llamado de Dios y pongámonos su traje, para poder así entrar en las bodas del Cordero.