PRÉDICA DOMINGO 13 DE OCTUBRE DE 2024

<a href=”https://go.ivoox.com/rf/134797039″ title=”Culto Domingo 13 de Octubre de 2024″>Ir a descargar</a>

En el presente domingo, nuestro pastor Jesús nos habló acerca de Isaías 43:18-21.

VERSÍCULO 18: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas”.

Hemos de hacer morir a la vieja criatura, dejando atrás el pasado. Todo lo que teníamos ante de conocer a Jesús no sirve para nada, dado que carece de amor. Por ello, no traen consigo ningún tipo de fruto, al no disponer de la simiente del cielo. Hemos de empezar de nuevo (nacer de nuevo). Cuando nos convertimos, siempre hay cosas que realmente no queremos dejar (pensamos que son importantes, o bien también que nos pueden ser de utilidad, pero la realidad es que no).

La sabiduría comienza con el temor a Dios. Esta es la verdadera sabiduría, aquella que bendice. La sabiduría de este mundo, por el contrario, es inútil. Esta sabiduría es utilizada para atacar y para defenderse, pero Dios no necesita de estas cosas. También es empleada para robar, matar y destruir. Hemos de servir donde Dios nos mande, no haciendo las cosas por nuestra propia cuenta, sino llegará un momento en el que la carga nos sobrepasará. Resulta necesario tener una cercanía con Dios, para poder así escuchar su voz. De esta forma, podremos saber si estamos sirviendo conforme a su voluntad.

Dios espera que seamos una nueva criatura, que tengamos un nuevo nacimiento. Hemos de cerrar las puertas del pasado, aunque en muchas ocasiones no lo hagamos. Tenemos que tener una mentalidad de crecimiento: no basta solo con venir a la iglesia, sino ser iglesia (involucrarnos de verdad). Jesús vendrá a por su iglesia, a por aquellos que verdaderamente forman parte del proyecto de Dios. Nuestro pasado nos puede atormentar, impidiendo que avancemos, de ahí la importancia de nacer de nuevo, pasando a ser como niños (inocencia). Nuestro pasado no debe impedirnos nuestro futuro. Si no hay un verdadero arrepentimiento no hay perdón. Tenemos que aceptar ser una nueva criatura.

VERSÍCULO 19: “He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”.

En el momento en el que aceptamos a Cristo en nuestro corazón, él ya comienza a hacer cosas nuevas en nuestra vida (aunque nosotros no lo veamos). Dios es el dueño del tiempo. Al cielo únicamente se puede entrar voluntariamente, de modo que Dios está esperando a que demos el paso de rendirnos ante él, de forma voluntaria (“Señor heme aquí”). Hemos de formar parte activa del pueblo de Dios. Tenemos que desarraigarnos de nuestro antiguo camino, pues hay ahora un nuevo camino, el cual traerá fruto sobre el terreno baldío (“abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”).

Dios tiene un plan para nuestras vidas (promesa de Dios). Hemos de dejar de ser una piedra de tropiezo, pasando a ser, con Dios, una piedra de edificación (necesaria para la edificación de la casa de Dios). Si tenemos la semilla de Dios, esta tiene que dar fruto: nuestra vida debe cambiar (tenemos que dejar de ser lo que éramos, para ser lo que Dios quiere que seamos). ¿Queremos crecer, o vamos a seguir siendo como niños? Todo aquel que se queda estancado se pudre (como el agua). “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).