PRÉDICA 25 DE SEPTIEMBRE 2022

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En el presente domingo nuestro hermano Carlos nos habló acerca de Gálatas 1:6-10. Pablo había fundado hacía no mucho tiempo una serie de iglesias en Gálatas y estas ya se habían alejado del plan de Dios. Habían optado por seguir un evangelio diferente. Realmente evangelio no hay más que uno, el de Cristo. El ser humano tiene como tendencia natural la de desviarse del buen camino. En Hebreos 12:12-13, se nos exhorta a «hacer sendas derechas». Hay dos aspectos fundamentales, a tener en cuenta si no queremos desviarnos del camino. Estos son los siguientes:

  1. Relacionado con el mensaje. Hay un solo evangelio, el de Cristo, como bien ya se ha mencionado. Este evangelio ha sido, es y será siempre el mismo. De igual manera, «Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre». Cambian las formas, pero la esencia sigue siendo siempre la misma. Ya desde la época de Pablo había perturbadores de la iglesia, que traían confusión para con los hermanos. Una de las cosas que enseñaban era que debían de ser judíos (circuncidarse y guardar toda la ley de Moisés), además de haberse convertido a Cristo, para obtener la salvación. Hoy en día el Enemigo continúa sembrando cizaña y sus estrategias van siempre en tres direcciones: la persecución, las falsas doctrinas y maestros, y la división. Los perturbadores querían corromper el evangelio con falsas doctrinas («un poco de levadura leuda toda la masa»). Hay que prestar atención a las malas influencias. Hay que contrastar la información que oímos y recibimos con la Palabra de Dios. Lo importante no es el mensajero, sino el mensaje.
  2. Relacionado con el servicio. Pablo se crea muchos enemigos con todo lo que predica a lo largo de su vida. Pablo tenía claro que no debía agradar a los hombres, pero sí a Dios. El evangelio tiene un origen divino, y no es de carne ni sangre. Somos siervos de Dios y, como tal, hemos de tratar agradarle a Él y no a los hombres. En Gálatas 2:11-14, vemos cómo Pablo resistió públicamente a Pedro, pues no estaba de acuerdo con sus actos.

Para seguir el evangelio de Cristo hemos de preguntarnos dos cosas: si el mensaje es de Dios o de los hombres; y a quién servimos, si a Dios o a los hombres.