PRÉDICA DOMINGO 8 DE DICIEMBRE DE 2024

<a href=”https://go.ivoox.com/rf/136688077″ title=”Culto Domingo 8 de Diciembre 2024″>Ir a descargar</a>

En el presente domingo, el pastor Manuel Luque nos compartió acerca de Juan 1:14-18.
Los discípulos de Jesús somos impartidores de su gracia. En el mundo existe un gran desarrollo del mensaje de muerte (numerosos suicidios, abortos). Los cristianos hemos de ser discípulos y llevar el mensaje de vida. El mundo está en tinieblas, y necesita recibir la luz de Dios. Jesús vino a esta tierra a traer luz, en medio de tanta oscuridad. Ahora, nosotros tenemos que hacer lo mismo (Mateo 4:12-17).
Jesús es nuestro mejor modelo como siervo de la gracia de Dios. Hen/ hesed es la expresión hebrea de gracia. Dicha expresión significa acto de amor unilateral, de parte de Dios e inmerecido, por el que Dios llamaba continuamente las almas hacia sí. La gracia tiene su máxima expresión y revelación en el Nuevo Testamento, en la persona de Cristo. También se ejemplifica en la vida de Pablo de Tarso:

  •  Pablo se sentía sujeto receptor de la poderosa gracia de Dios (1 Timoteo 1:12-16). Dios quiere usar nuestras oraciones y palabras para ayudar a aquellos que necesitan de Cristo. Nosotros somos agentes de la gracia de Dios. Por ello, hemos de recordarles, a aquellos que aún no le conocen, que él tiene gracia y ayuda para sus vidas. Hemos de actuar en colaboración con Dios.
  • Pablo se sentía sujeto dispensador de esa misma gracia (Romanos 1:14-17). Las personas inconversas necesitan que alguien con fe les hable de Dios, de modo que dicha fe llegue hacia ellos. Nosotros somos bendecidos por Dios, para que a su vez dicha bendición pueda bendecir a otros.
  • Pablo se sentía deudor de Dios. Los cristianos estamos en el reino de Dios y somos libres. Hay muchas personas que aún no le conocen, y nosotros hemos de hacer algo para cambiarlo. Tenemos que pedirle a Dios que nos dé la misma pasión por las almas que él tiene. Le debemos a la gente el evangelio del reino.

El diablo busca que la gente menosprecie la gracia de Dios, a través de diversas formas:

  • Haciendo creer a los hombres que nuestras buenas obras nos serán la eternidad de Dios (Isaías 64:5-6). Las personas, en ocasiones, creen ser buenas y justas. No obstante, las motivaciones de sus buenas obras no lo son. Dios inventó la justicia, y nos hace caminar en su justicia.
  • Haciendo creer a los hombres que cualquier camino religioso nos llevará al cielo (Hechos 4:12). Nosotros trabajamos para Dios, pero él ya está trabajando.
  • Haciendo creer a los hombres que Dios, por ser amor, no va a condenar a nadie a una eternidad sin él. Sin embargo, se olvidan de que Dios es justo y santo, por lo que no va a pasar por alto la maldad del pecado. Cristo murió por nosotros, y nuestros pecados fueron por tanto perdonados. No obstante, sin arrepentimiento no hay perdón de pecados (Romanos 5:8). En la cruz aconteció un trasvase, de modo que Jesús se llevó nuestros pecados (2 Corintios 5:21).
  • La creencia de que por ser ateos escaparán al juicio de Dios (Gálatas 6:7-8).

Charles Spurgeon dijo lo siguiente: “dificultad no es una palabra que se encuentra en el diccionario del Dios de los cielos”. Cuando es su voluntad, nada es imposible para Dios. La salvación de las personas se encuentra dentro de su voluntad.

Nosotros, al igual que Pablo, podemos impartir la gracia de Dios en Cristo.

  • Juan 20:20-22. Dios envió a Jesús, y así mismo él nos envía ahora a nosotros. Para ayudarnos nos ha brindado al Espíritu Santo.
  • Filipenses 1:7. Todos somos participantes, junto a Cristo, de la gracia de Dios.

Las distintas maneras de impartir la gracia de Dios a través de nosotros son las siguientes:

  • Predicando a las personas que Dios pone en nuestro camino (Marcos 16:15-16, Mateo 10:7-8). Hemos de pedirle a Dios que nos entregue las señales de poder, para que así las personas puedan ser tocadas y bendecidas por el poder de Dios. Los milagros de Dios aparecerán principalmente en la evangelización.
  • Siendo un instrumento de perdón de pecados, errores, injusticias, fallos de carácter… Si predicamos el evangelio, las personas pueden remitir sus pecados, pues Dios los perdonará. De lo contrario, sus pecados serán retenidos (Juan 20:22-23). Si Dios nos ha perdonado, ¿cómo no vamos ahora nosotros a perdonar a aquellos que nos han hecho el mal? Hemos de perdonarlos. De esta forma, estaremos actuando como Dios lo hace (Marcos 11:25). Nacer de nuevo nos capacita para llevar el evangelio de la gracia a otros. Sin perdón no hay restauración, ni estamos sentados en lugares celestiales, sino en silla de juicio en rebeldía para con Dios. Dios es perfecto en amor y misericordia, y quiere que nosotros seamos así también. Él quiere que sus hijos tengamos su carácter compasivo, misericordioso y lleno de gracia a Dios mismo (Mateo 5:43-48).
  • Impartimos gracia como discípulos de Cristo cuando nos damos a otros en obediencia a Dios, y en servicio por amor sincero y sin condiciones. Hemos de prestar ayuda mutua a otros, a pesar del sacrificio que nos pueda suponer (Hebreos 13:16). Tenemos que dar gracia a los oyentes. Dios nos brinda gran cantidad de oportunidades para llevar de su evangelio y gracia a otros, solo hay que estar pendiente (Efesios 4:29). Tenemos que confiar en que Dios nos dará las cualidades necesarias para predicar el evangelio (“porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar”, Mateo 10:16-20).
  • Impartimos gracia cuando oramos por otros, para que sean salvos y ayudados por Dios en sus vidas (1 Timoteo 2:1-5).