PRÉDICA 5 DE FEBRERO 2023

MATEO 5: 13-16

¿Cuál es nuestra identidad?

En nuestra vida, no nos pueden faltar la sal ni la luz. Nosotros ahora tenemos que ser la sal y la luz del mundo. Y para ello:

  1. Tenemos que ser diferentes:

Como sal y como luz (que es lo que Dios nos llama a ser) nosotros tenemos que ser totalmente diferentes del mundo que nos rodea (la corrupción, la oscuridad, …). Si las personas nos confunden con el mundo, es que no está clara nuestra identidad y por tanto, no somos ni sal ni luz. Tiene que quedar muy claro que pertenecemos al reino de la luz y que nuestra naturaleza es diferente.

No somos de este mundo, Dios nos sacó del mundo para que fuéramos de su reino (Juan 15:19).

2. Tenemos que estar en contacto:

Si queremos cumplir nuestra función de ser sal (conservar y parar la putrefacción del mundo) y luz (alumbrar la oscuridad) tenemos que estar en contacto con el mundo. Si la sal no está en contacto con el alimento, no puede conservarlo; tampoco la luz puede alumbrar si no está en medio de la oscuridad. No podemos estar aislados de la sociedad.

Jesús pide por nuestra seguridad, que Dios nos guarde del mal, pero que no nos quite del mundo (Juan 17:14-18). Tenemos que ser VISIBLES, la iglesia debe notarse en la sociedad. ¡Que se note nuestra presencia!

3. Tenemos que ser una influencia positiva:

Si realmente somos sal y luz, algo tiene que ocurrir a nuestro alrededor.  Tiene que haber un cambio. De la misma manera la sal cuando entra en contacto con el alimento, hay un cambio. Igual que la luz cuando se enciende, desaparecen las tinieblas, hay un cambio.

Tiene que verse esa influencia del cuerpo de Dios, influenciar positivamente la sociedad en que vivimos. Cada acción cuenta. El mejor cambio y milagro es: Ver cambiada la vida de una persona.

 Tenemos que TRASTORNAR el mundo (Hechos 17:6).

4. Tenemos que mantener nuestra esencia.

Si queremos ser eficaces, no podemos perder la composición que nos hace únicos. Si la sal se desvanece, ya no sirve para nada. Tenemos que mantener nuestra composición espiritual, la que nos da nuestra identidad (hijos de Dios, diferentes). 

Cuidado!!

Como la sal va perdiendo sabor, el cristiano se puede volver insípido. Y si los focos pierden potencia hasta apagarse, nos quedaremos en la oscuridad. 

En lugar de ir perdiendo cualidades (con el paso del tiempo), debemos MEJORAR con el tiempo. Reflejar siempre a Cristo, nuestra esencia, eso que nos hace diferentes. «Saber» más a Cristo. 

Juan 3:30

Tenemos que menguar nosotros y que crezca el Señor, es necesario. Recuerda siempre tu identidad (tenerla siempre presente). No es con nuestras fuerzas sino por medio de Dios que hacemos un cambio.